El incierto futuro del comercio

Hace unos días la cadena de tiendas de electrónica y electrodomésticos Saturn anunciaba su «día sin IVA» que, en realidad, suponía un 18% de descuento sobre el precio de los productos, no dejar de pagar el impuesto. «La avaricia me vicia» decía el claim de la campaña buscando la compra impulsiva ante tal reclamo. Una vez en la tienda veo que algo me gusta y, antes de pasar por caja, compruebo el precio a través del iPhone. Sorpresa, el mismo producto aún con descuento, era más caro que en Amazon. Podría haber hecho la compra en Amazon desde el propio smartphone, aunque como no tenía la contraseña esperé a hacerla en casa. En dos días tenía la compra en mi domicilio.

Pese a la alta penetración de smartphones en España, debía ser de los pocos en hacer este ejercicio (las cajas estaban llenas) pero poco a poco algo va cambiando en el comercio. Amazon está a punto de superar a El Corte Inglés en la red, algo tremendamente llamativo no sólo por el poco tiempo en el que lo ha conseguido, sino también por la falta de cateogrías en Amazon España que sí tiene la tienda de su rival (alimentación, moda, etc.).

Y, sin embargo, las tiendas físicas de El Corte Inglés siguen llenas. Lo que no quiere decir que la facturación aumente. El comercio electrónico cuenta con el gran aliado de esos enormes y gratuitos escaparates llamados centros comerciales. Porque no nos engañemos, comprar moda o determinados productos sin verlos y tocarlos no es -ni será- del gusto de todos. «Por eso siempre existirán tiendas físicas», decían hace unos años. No se imaginaban ni a dónde llegarían los smartphones ni la potencia de los comparadores de precio. Poco a poco los centros comerciales se van transformando en un escaparate al que ir, ver, tocar y elegir para luego echar mano del móvil, comparar precios y comprar.

Es lo que hay. En EE.UU. Amazon dispone incluso una App en la que con la cámara del móvil escaneas el código de barras del producto, te da el precio y lo compras en un toque si te interesa. Las tiendas físicas juegan con desventaja. Tienen que pagar alquiler, seguridad, empleados y un sinfin de gastos que les hace imposible en la mayoría de los casos igualar las ofertas de la tienda online. ¿Hasta cuándo podrán aguantar las tiendas físicas? Porque si cada vez facturan menos y tienen los mismos gastos, llegará el día en el que sea económicamente imposible mantenerlas.

… Y Apple reinventó el comercio

Y en medio de esta tremenda crisis y cambio tecnológico va Apple y no para de abrir tiendas físicas, todas con un gran éxito, marcando la senda del futuro del retail. ¿Por qué funcionan las Apple Store? No hay un único factor que explique el éxito pero el principal está en la agresiva política de precio único fijado por Apple. Apple es consciente que el consumidor necesita ver y tocar los productos para decidirse a comprarlos. No sólo sucede con la ropa, también con la tecnología. Por mucho que nos cuenten cómo funciona un iPad, tener uno en nuestras manos modifica nuestra percepción y nos despierta deseos que un simple anuncio no consigue.

En ese escenario, Steve Jobs decidió imponer sus reglas en la venta de sus productos: da igual que el iPad lo compres en una Apple Store física, online, en El Corte Inglés, en un distribuidor oficial, en Media Markt o en Amazon. En todos los sitios valdrá lo mismo. Y mucho ojo el que decida romper la política de precios, ya que se juega que Apple deje de servirles sus productos. Creada esta cultura, el consumidor de Apple sabe que comparar precios ya no tiene sentido, en todos los sitios vale igual. Ahí Apple añade la experiencia única de las Apple Store y se lleva a los consumidores de calle.

Por eso no es de extrañar que Amazon, el estandarte del comercio online, vaya a abrir pronto su primera tienda física dedicada a Kindle. Amazon sigue la escuela de Apple en retail con Kindle: el precio del dispositivo es el mismo lo compres donde lo compres, y una tienda física corporativa permite mejorar la experiencia del comprador, mejora la imagen de marca y por consecuencia suben las ventas.

Y ese acabará siendo el futuro del comercio. Porque a ninguna marca le interesa que desaparezcan las tiendas físicas donde lucir o promocionar sus productos. Es más, Apple ya nos ha demostrado que lo que interesa es potenciarlas. Sólo es necesario acabar con el principal motivo por el que la gente compra online, el precio, y los consumidores acabarán repartiéndose de manera natural entre on y offline, comprando en uno u otro en función del día o las necesidades.